domingo, 20 de octubre de 2013

La vuelta de página

Fue uno de los pocos arranques de iniciativa que tuve. O al menos eso creo. Ese día había vuelto del colegio y tiré la mochila en el piso. Habíamos hablado durante el día por mensaje así que sólo bastaba conectarme a ver dónde estabas. Me esperabas, o al menos eso dijiste. Cruzamos un par de palabras y la frase brotó de mis dedos sobre el teclado. Bastaron unos minutos para que me mandaras un mensaje para corroborar que no me habían hackeado, que era yo. Que yo te lo estaba pidiendo, sin rodeos, sin compromisos. Con el mero propósito de conocer, de explorar... de saber qué era lo que todo el mundo tanto estaba hablando.

Todo lo vivido, a partir de ahí, será memorable. Entrañable, en muchos modos. Incontables escenarios, personajes, lugares, noches y vivencias. Las dos personas de siempre, creciendo, experimentando. El principio de mi límite te lo debo, es indudable.

Pero al libro, eventualmente, tenemos que cerrarlo.

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